miércoles, 19 de diciembre de 2018

Cuál es la forma de vida que nos hace felices

Virginia Baudino - virbaudino@hotmail.com 
¿Qué pasaría si todos estuvieran de acuerdo con tu protesta?
-Mark Fisher-
Parece ser que el feminismo está de moda. ¡Ahora es tendencia! En las tiendas de ropa encontramos camisetas que dicen que somos feministas, cantantes de moda cantan que todos deberíamos ser feministas.

Maribel y yo nos hemos encontrado porque nuestras reflexiones y nuestras ideas respecto a nosotras en tanto mujeres, madres, estudiosas, profesionales, feministas se desarrollaban ensambladas, en diálogo y cuestionamiento permanente.

Es un poco rara toda esta moda, ¿no? Especialmente porque el feminismo ha sido algo marginal. ¿Adónde nos conducirá esto? Porque para que algo sea tendencia, hay que edulcorarlo, volverlo ligth, hay que asegurarse que no incomode a nadie.

El feminismo surgió marginal, incómodo, reducido y en la lucha. Sus principios, que hoy deberían seguir siéndolos, eran los de construir una sociedad más justa. Y esto, como dice Jessa Crispin en su libro Por qué no soy feminista. Un manifiesto feminista sigue sin estar de moda.

Las mujeres han trabajado desde siempre. Han fregado desde siempre. Y han luchado para acceder a trabajos cualificados, no para acceder a los trabajos de los pobres. Trabajar ante todo, ha sido una de las premisas. Y en ese camino, no reparamos que la sociedad capitalista es cada vez más hostil, competitiva y precaria para mujeres y varones.


“Desde el principio mismo, dice Crispin, la premisa fue que el trabajo era algo bueno, algo gratificante que nos estábamos perdiendo. No algo que destruía el cuerpo y la mente"; Anabel González, en La liberación posible’  ya argumentaba que un trabajo mecánico de 8h. a 15h no era una liberación. Crispin es más frontal al decir que
"No todas las mujeres ni todos los hombres son ambiciosos. No todas las mujeres están decididas a dejar su huella en el mundo. No todas las mujeres disfrutan trabajando ochenta horas a la semana sólo para ver cómo le dan el ascenso a un niñato de Harvard, ascenso a un puesto que ella en verdad no quiere, pero en el que ganaría un poco más.
No todas las mujeres ansían participar en este desquicie consumista que es la cultura en que vivimos y llenar los vacíos de su corazón y su alma con zapatos y tops de edición limitada de Topshop". 

Mientras el feminismo esté dominado por el determinismo económico protestante – libertad, independencia y trabajo – estaremos evitando crear una sociedad más humana y justa. Lo que tenemos hoy es "una especie de mundo hipermasculinizado en el que las mujeres participan – y quieren participar aún más - de los valores patriarcales".

Y así todo se va al traste desvirtuado en nombre del dinero y el poder, aquellos placeres que ofrece el patriarcado. Porque para triunfar en el patriarcado, nosotras debemos actuar como patriarcas (independencia, éxito y sexualidad), y tenemos que exhibir las características que ese mundo valora y desechar las que no.

¿Para qué queremos entrar en las primeras filas del ejército?¡¡¡¿Para ir a la guerra?!!! De qué nos sirven las CEOs que salen en Forbes si sus fábricas reproducen y acentúan las condiciones de explotación y servidumbre de mujeres y niños. ¿Por qué sólo yo tengo conflicto de intereses y digo no?

¿Nos hemos planteado si esta forma de vida nos hace feliz y es la mejor a la que podemos aspirar? ¿Hemos analizado el sistema con el que estamos colaborando?


Andrea Dworkin, dice, nos ha empujado a replantearnos nuestras relaciones, nuestro trabajo, nuestra existencia en el mundo para ver si esto necesita de nuestra complicidad con este mundo desigual y opresivo. Si es así, por qué no pelear por construir otro mundo posible.

En reflexiones similares, Mark Fisher en Realismo capitalista, argumenta algo similar sobre el anti-capitalismo: "el objetivo del movimiento no era erradicar el capitalismo, sino sólo mitigar sus excesos".  Y es más: "con nuestra complicidad en las redes planetarias de la opresión".
"Cogemos todos los abusos, discriminaciones y atropellos de los que hemos sido objeto, todos nuestros encontronazos con la violencia y el dolor y los utilizamos para justificarnos y apropiarnos de lo que queremos sin examinar ni siquiera nuestros motivos para quererlos. […] Si consigo abrirme camino a pisotones hasta lo más alto de un estudio de Hollywood, no tengo por qué hacer nada para que allí se trate mejor a las mujeres, no tengo por qué plantearme para que las voces de las mujeres tengan más espacio".
El feminismo light, universal y blanco, es lo que tiene. Porque las desigualdades reales a las que se enfrentan las mujeres afectan en su mayoría solo a las mujeres pobres; "las de clase media y alta pueden comprar el acceso al poder y a la igualdad".


Al final, algunas mujeres disponen de los medios de escapar de lo peor del patriarcado: dinero. El dinero es la forma más rápida de evitar las formas más evidentes de opresión. Y una parte de las mujeres disponen de él. Y con dinero se hace posible el acceso al poder.

Para muchas, lo pernicioso del sistema capitalista y patriarcal, es que no le permite el acceso, no es que es nefasto en sí mismo:‘"luchamos por conseguir la inclusión, no mejoramos el sistema, lo único que hacemos es unirnos a las filas de los que están incluidos y sacar provecho".

Y agrega que si escoges la libertad en lugar del dinero, si decides vivir de acuerdo con los valores de la compasión, la honestidad y la integridad, la gente te odiará porque les recordarás sus carencias".

Se está muy sola fuera del sistema. Pero hay que darse la oportunidad de imaginar una manera mejor de vivir, otro sistema, porque nuestra labor consiste en comportarnos como auténticos seres humanos.



martes, 27 de noviembre de 2018

¿Ser feliz o estar interesado? - Slavoj Zizek

Maribel Orgaz - Virginia Baudino
Este vídeo del filósofo Slavoj Zizek nos gusta mucho a Virginia y a mí porque dice algo que todos hemos experimentado alguna vez: cuando estamos disfrutando haciendo algo no pensamos si somos felices. Incluso estás preparado para sufrir, dice Zizek.

Estamos tan involucrados y entregados a la situación que nos olvidamos de categorías como la felicidad, que es algo secundario. Experimentamos el momento con tal intensidad que es suficiente en sí mismo.

miércoles, 21 de noviembre de 2018

Las nuevas formas de soledad de algunos lugares. Virginia y las librerías.

                           
Virginia Baudino - virbaudino@hotmail.com
Hay lugares a los que una va porque quiere. Y hay otros lugares con los que una se topa. Con Maribel vamos a las librerías, las buscamos, las vamos a visitar, compramos un libro o varios y nos las mostramos, si podemos.

Muchas veces me pregunto porqué nos atraen tanto, qué tienen o qué representan en nuestra memoria, las librerías. Evidentemente, hay una relación con el hecho de que a las dos nos gusta leer y, también, con nuestra propia biografía. Podríamos trazar nuestra biografía a partir de los libros que leímos. Librerías y bibliotecas nos atraen por igual.

Pensando en esto, me encontré con el libro del antropólogo francés Marc Augé Los no lugares. Espacios del anonimato. Una antropología de la sobremodernidad, en el que hace referencia a la superposición de lugares y de no lugares en las sociedades actuales.

Librería de Libros usados. Dardagny. Suiza
¿Por qué se me ocurre que Augé puede servirme para entender esta fascinación casi antropológica por las librerías? Porque este autor habla de:
"los cambios producidos en la sociedad actual, y sus efectos como la aceleración del tiempo, la superabundancia de acontecimientos y el individualismo, que se pueden observar por la proliferación de lo que llama los no lugares, como los aeropuertos, las autopistas, los centros comerciales, esos lugares de tránsito. Hoy los no lugares y los lugares ‘se entrelazan’ […] ‘se oponen y se atraen".
¿Qué es un lugar? Muy sintéticamente, un espacio donde nos relacionamos con otras personas y donde se toma conciencia, como dirá Emile Durkheim, de la colectividad de la cual se forma parte y de su historia.

Hay una memoria que se encuentra vinculada a ciertos lugares y en los que se entrelaza una memoria individual y otra colectiva. Para Augé, en los lugares se efectúan recorridos, se sostienen discursos y hay un lenguaje que los caracteriza.

En contrapartida:
 “La modernidad es productora de no lugares: espacios que no pueden definirse como espacios de identidad ni como relacional ni histórica.”Y va aún más lejos, la proliferación de los no lugares produce nuevas formas de soledad, tan características de las sociedades modernas.
Quizás he ido demasiado lejos con las ideas de Augé, pero la creciente desaparición de las librerías me inquieta. Su desaparición es una señal de alarma sobre un mundo que está cambiando rápidamente y en los que, estos lugares, nos hacen tomar conciencia sobre las rupturas con el pasado. Con el pasado colectivo y con nuestro propio pasado.
Librería 8ymedio. Madrid.España
Quizás, como dice Pierre Nora, estas librerías se transformarán en lugares de memoria, en testigos de otras épocas. Esos lugares en los que buscamos ‘los signos visibles de lo que fue’ […] ‘el desciframiento de lo que somos a la luz de los que ya no somos.’ [p. 22] 

Quizás ahí está una de las posibles respuestas a mi incógnita. Por qué busco y sigo buscando librerías o bibliotecas. Quizás porque como está grabado en la puerta de entrada a la biblioteca de la Abadía de Saint Gall, en Suiza, sean la farmacia del alma.


Ésta es mi casa con mi gente
con mis pasados y mis cosas
mis garabatos y mi fuego
mis sobresaltos y mi sombra.
M. Benedetti

lunes, 22 de octubre de 2018

Jugar es vivir - Los niños necesitan el juego libre.


Virginia Baudino - virbaudino@hotmail.com

“Todas las personas mayores fueron niños, aunque pocas de ellas lo recuerdan.” Antoine de Saint Exupery.

Hace unos días leí un artículo del psicólogo inglés Peter Gray en Books, que había aparecido en Aeon, en el que hablaba de la importancia del juego en los niños. Me gustó tanto que decidí hacer una pequeñísima traducción para compartirlo.

Uno de mis trabajos es el de jugar con los niños. Juego con ellos, y también enseño a jugar. Cuando conocí a Maribel, acababa de publicar su libro ‘Las estaciones y los niños’ y poco tiempo después tenía un club de lectura para niños. Los niños han sido siempre uno de nuestros puntos de encuentro.

¿Qué significa jugar? Según el diccionario, es ‘realizar una actividad o una cosa, generalmente ejercitando una capacidad o destreza, con el fin de divertirse o entretenerse.’

Todos los niños de los mamíferos, incluidos los nuestros, juegan porque es a través el juego que los jóvenes adquirirán las competencias que necesitarán en su vida adulta para sobrevivir.
Así, jugar para Gray, es aprender.

¿Qué aprenden? Aquellas lecciones de vida que no se pueden enseñar en la escuela. Y para aprender estas lecciones, los niños necesitan jugar mucho, muchísimo, y si es posible, sin la intervención de los adultos.

Cuando los niños juegan libremente, en todas las culturas, adquieren ciertas competencias universales agrega, como correr y caminar, y también ciertas competencias específicas valoradas en su cultura.

Hugo y su barco en la playa
Aprenden jugando, también, comportamientos como la responsabilidad – con ellos mismos y con los otros – y que la vida es amable incluso cuando se atraviesan momentos difíciles.

Aprenden, además, que el juego es una actividad social y así aprenden las reglas. En este sentido, dice Gray, el juego es importante como transmisor social porque opera sobre la base del voluntariado – se es libre para jugar y para abandonar el juego cuando se quiera. Y el objetivo es el de ‘satisfacer nuestras necesidades y nuestros deseos, satisfaciendo también las de los otros jugadores.’ 

En él se negocia, se compromete y se aprende a controlar las emociones negativas como la cólera y el miedo. Los niños saben que si quieren jugar deben aprender a controlar estas emociones para utilizarlas de maneras constructivas. Los caprichos pueden funcionar con los padres, pero nunca con los compañeros de juego, dice el autor.

Para los niños, entonces, jugar es una forma de aprender a experimentar la condición adulta.

Los especialistas alertan de que con la carga de actividades escolares y extra escolares, el juego libre comienza a verse privado en la vida de los niños, lo que no representa una forma sana de vivir.

Cuaderno de Saint Exupery. Museo del libro y del Manuscrito. París
Quizás se salga de contexto, pero me gustó mucho lo que el gran escritor Isaac Bashevis Singer, escribió sobre algunas de las razones por las que escribió para los niños. Singer obtuvo el Premio Nobel de Literatura en 1978 y dijo que,
"escribía para los niños porque a ellos les importa un bledo la crítica, porque no leen para encontrar su identidad, ni para liberarse de la culpa, ni para saciar su sed de rebelión ni para librarse de la alienación. Los niños no necesitan la psicología, detestan la sociología, no tratan de entender a Kafka o a Wake, y aún creen en Dios, en la familia, en los ángeles, en el diablo, en las brujas, en los duendes, en la lógica, en la claridad, en la puntuación y en cosas obsoletas. A ellos, continúa, les encantan las historias interesantes y cuando un libro es aburrido, bostezan abiertamente y, no esperan que su amado escritor redima a la humanidad".
Por tanto, desde aquí decimos: ¡Que jueguen los niños!
"El medio mejor para hacer buenos a los niños es hacerlos felices". Oscar Wilde

domingo, 14 de octubre de 2018

Educar en el amor a la vida - Natalia Ginzburg y nuestros hijos

Maribel Orgaz - Virginia Baudino
Le propongo a Virginia continuar con las reflexiones de algunas escritoras sobre la crianza de los hijos. Y de inmediato  recordamos un libro que leímos hace ya algunos años de una autora italiana.

-Las pequeñas virtudes de Natalia Ginzburg - me dice Vir sonriendo - El primer capítulo que habla del dinero y la vocación era precioso.

Yo también creo que es uno de los más maravillosos textos de amor sobre cómo cómo educar a un hijo, quizá porque es una mezcla de autobiografía, de experiencia real, y reflexión profunda.

-Pero es que no sé ni qué citar porque todo es interesante - le comento a Vir y las dos repasamos las primeras páginas.

-A mí me gustaba mucho cuando dice: "Estamos para consolar a nuestros hijos, si un fracaso les entristece. Estamos para bajarles los humos, si un éxito los ha envanecido. Estamos para reducir la escuela a sus humildes y estrechos límites; nada que pueda hipotecar el futuro, una simple oferta de instrumentos, entre los cuales es posible elegir uno del que quizá, el día de mañana, se valgan".

-Entonces voy a citar también mi párrafo preferido o uno de los que más me gustan, porque me gustan varios: "Lo que debemos realmente apreciar en la educación es que nuestros hijos no les falte nunca el amor a la vida..." Creo - le digo a Virginia - que hay que leer entero este librito. Las reflexiones sobre el dinero, sobre el fracaso.

-Quizá con estos párrafos sea suficiente y se animen a leerlo.

-Seguro que sí, es una pequeña joya.


jueves, 11 de octubre de 2018

El viento te dirá si eres feliz

Virginia Baudino - virbaudino@hotmail.com - Foto: Lago Benito, Alpes Franceses

El filósofo Theodor Adorno escribió, “Es suficiente con escuchar el viento para saber si somos felices.”

Walter me decía que las preguntas imprescindibles de la vida se respondían caminando en la montaña. Él me decía:  "Virgi, esas preguntas sólo se pueden abordar sentados en el refugio Frey, mirando el lago".

¿Por qué preferimos los tomates bio? ¿A qué se debe el auge de los movimientos slow? ¿Por qué hay una explosión del burn-out o de las depresiones? Todo esto y más se pregunta el filósofo alemán Hartmut Rosa...

-¡Y nosotras! - me dice Maribel cuando lee este texto.

-Bueno, Rosa tiene una teoría sobre esto- le contesto.

Según este filósofo alemán, la causa de todo esto es la crisis de las relaciones que la ‘aceleración’ de nuestras sociedades ha producido. Así, el autor observa una crisis en las relaciones con la naturaleza (se puede ver a través de la crisis ecológica que el planeta atraviesa), en la relación con nosotros mismos (se evidencia en el récord del consumo de psicofármacos) y en la relación con los otros.

¿Por qué? Porque la aceleración, dice Rosa, no nos deja tiempo para detenernos y así poder relacionarnos con los otros y con el mundo.

Hartmut Rosa propone el concepto musical de resonancia para lo que podría ser el camino de una buena vida. Este concepto funciona en las relaciones en dos sentidos: escuchar y hablar o preguntar y responder. A través de la resonancia, podemos mezclar nuestra voz con la del mundo.
Refugio de Sales. Alpes franceses
¿Por qué preferimos las verduras de la granja y si es posible que tengan tierra? Rosa argumenta que es así porque a través de este tipo de alimentos nosotros conectamos con la naturaleza. ¿Por qué cuando camino en el bosque pienso que con la brisa, las hojas me hablan? Porque buscamos ávidamente los lazos con el mundo que nos rodea y que nos ha sido quitado.

Siguiendo al filósofo francés Merleau-Ponty, Rosa habla de la posibilidad de la resonancia, de una conversación para así relacionarnos con el mundo, con nosotros y con los otros.

Cuatro criterios deben cumplirse para que haya resonancia:

1)- Que algo exterior me afecte, como una canción, un paisaje o una persona.
2)- Una reacción del sujeto interpelado.
3)- Una transformación, ya que la resonancia aporta algo nuevo.
4)- Imprevisibilidad, ya que la resonancia no se planifica.

Rosa nos invita a explorar la vía de la resonancia, porque ella es algo bueno per se. ¿Habrá encontrado Rosa la clave que tanto estamos buscando o la resonancia sólo será un nuevo elemento de alienación de nuestras sociedades?

sábado, 6 de octubre de 2018

La música de nuestra vida - Virginia musical

Virginia Baudino - virbaudino@hotmail.com
A mi amigo Walter le gustaba la música, especialmente la música clásica. Mozart era su preferido. Y tanto que llegó a grabar en la pared de la facultad ¡Viva Mozart! Muchos años después volvió a encontrarse con su graffitti y me contó su historia. Los graffitti ya no son lo que eran….y Walter ya no está conmigo.

Dice Francis Wolf que, “donde quiera que haya un ser humano, hay música.” En todas partes, en todas las culturas y civilizaciones, hay música. Hay algunas culturas que son más musicales que otras. Pienso, por ejemplo, en Brasil y sus ritmos.

Escucho música todo el tiempo. Y cuando Maribel y yo nos vemos, nos mostramos las canciones que hemos descubierto o que nos tienen atrapadas esos días.

Así le escribí contándole que un pastor estadounidense había anotado el canto de los pájaros de su jardín, entre 1860 y 1880, abatido por la tristeza por la muerte de su esposa. Incluso registró el sonido que hacen las gotas al rebotar sobre la hierba, o el del viento. Y compuso ‘La música de los pájaros’. 

A Maribel le encanta escuchar el canto de los pájaros y fue ella quién me regaló el libro de Pascal Quignard, Todas las mañanas del mundo’ (1991).

Bailando tango a la orilla del Sena en París
Nosotros aprendemos que hay distintos tipos de música y que ésta puede ser más popular o más erudita, pero a todos y todas la música nos gusta, nos cambia el estado de ánimo, nos da movimiento, nos emociona. Dice Wolf que la música tiene efectos corporales y espirituales. Esto es posible porque el ritmo está en nuestro cuerpo antes que la música. Nos hace movernos sin ir a ningún lado y cuando bailamos, tenemos la sensación de que el cuerpo va delante de la música.

¿Somos seres musicales? He visto a los niños bailar desde pequeños. He visto cómo las madres cantan una nana a los pequeños para dormirles. He experimentado todas las emociones posibles con algunas canciones fundamentales. Todos tenemos una banda sonora de vida, aquellas canciones imprescindibles para el día a día, o para la vida. Pero sobre todo, en cada momento de nuestros estados de ánimo ahí tenemos música acompañándonos.


¿Por qué la música? Se pregunta Wolf, en este libro, porque ella nos permite “salir de la cueva donde sólo vivimos” y así “cantar, bailar, estar juntos y, también para llorar en soledad, cuando se impone el silencio sobre nosotros.” Porque, en todas partes y en todos los tiempos, hay música en lugar de nada.

Porque cuando hay humanidad, dice, hay música.

Los invito a hacer la banda sonora de su vida….¿por dónde empezamos?






sábado, 29 de septiembre de 2018

Mira, escucha, respira - La Filosofía de la Naturaleza y Virginia montañera


Virginia Baudino - virbaudino@hotmail.com 

                                                    ¡Mira! ¡Escucha! ¡Respira!

En general, cuando una piensa en la filosofía, lo primero que viene a la mente es Sócrates, Aristóteles o Platón. Es cierto, son LOS filósofos. Lo segundo es lo que nos machacaron en la escuela con la historia de la filosofía. Y lo tercero, para no irme por las ramas, es todo lo que tuve que revisar de mis falsas creencias cuando estudié filosofía y re-visité cuando mis hijas estudiaron filosofía. No se crean que somos una familia de filósofos, nada más lejos de la realidad.

Sin embargo, y pueden tratarme de simplista, lo que más me ha interesado es visitar a aquellos jóvenes filósofos que han intentado ‘bajar la filosofía a la tierra’, como leí que propone el filósofo argentino Diego Singer, y por una vez, evitar el tan consabido ‘diálogo con los muertos’. ¡Eureka!, hay algunos seres amables que hacen la filosofía accesible a todos nosotros para darnos ‘una suerte de biblioteca universal de interpretaciones’.

Así buscando me topé con Alexandre Lacroix, un filósofo francés, que se ha preguntado, por ejemplo, por qué amamos la puesta del sol, o acostarnos sobre el césped, o contemplar una noche estrellada, caminar por el bosque y dejarse transportar por sus olores o escuchar el ruido del mar.

¿Por qué me gusta ver el paisaje desde la cima de una montaña y me conmueve?,  o como Maribel que reconoce el canto de cada pájaro y se queda embelesada escuchándolos.

-Mira Vir - me dice- es un ruiseñor, y me cuenta su historia.


La naturaleza nos ofrece una experiencia estética esencial, nos da los paisajes, nos recuerda los souvenires de la infancia, aquellos olores y los ruidos que se enlazan con nuestras historias personales.

Con Lacroix aprendemos que la sabana es el paisaje preferidos de los humanos, que los japoneses tienen una manera particular de apreciar una flor o el bosque. Gracias a él, descubrimos que nuestra sensibilidad a la belleza de los paisajes es una parte importante de nuestra humanidad.
En fin, que tanto la filosofía como la naturaleza pueden ser un bálsamo para esta vida.

                                                      ¡Mira! ¡Escucha! ¡Respira!

Niebla matinal 
sobre una montaña
sin nombre.
                           Basho

lunes, 24 de septiembre de 2018

Sed amables, sed valientes - Grace Paley y nuestros hijos


Maribel Orgaz - Virginia Baudino
Cuando Virginia y yo nos conocimos ambas teníamos hijos muy pequeños. Compartíamos experiencias escolares, inquietudes sobre cómo criar mejor, sobre vacunar o no, escolarizar o no,  lecturas sobre cómo mejorar los colegios, nos interesaban otras mujeres que reflexionaban desde la perspectiva de los hijos ya independizados.

Aunque Vir había nacido en un país y yo en otro, era sorprendente la similitud de cómo lo vivíamos. En realidad, compartíamos las mismas experiencias sobre el modo en que habíamos dado a luz, la lactancia, el colegio, cómo afectaba a nuestras carreras profesionales, nuestro cuerpo...

-Aborrecíamos los libros de portarse bien -me recuerda Vir.

-Y los de cómo hacer a tu niño un genio.

-Pero nos encantaban los de mujeres generosas que compartían su experiencia con otras madres.

Una de ellas era -y es- Grace Paley (1922-2007), de la que ambas supimos por un artículo en el periódico. Lo habitual es que cuando Virginia o yo encontramos una lectura para compartir, nos enviemos un correo electrónico y las dos veamos si está traducido al español. Si yo puedo disponer de él en Madrid o si ella puede localizarlo en francés en Ginebra.

Cuando Virginia viene a Madrid, un día lo dedicamos siempre a comprar las lecturas que tiene pendiente en español y que no puede encontrar allí.

Aunque nos gustaron muchos otros párrafos del libro de Grace que se titula La importancia de no entenderlo todo, éste nos pareció un manual de crianza comprimido en apenas unas líneas:

Con 50 años he gastado con entusiasmo mis días y mis noches, y he llegado a hasta este presente, hija de muchas madres y madre de dos personas adultas. Ya se han ido de casa, ¿Qué se me habrá olvidado decirles? Les he dicho que sean amables (...). Sed valientes, honrados, (...) aprended un oficio, eso sí se lo dije, porque hay que contar con algo seguro cuando las cosas van mal (...).

-Es perfecto- me dice Vir - Tanta importancia en cosas sin importancia, tanto desgaste en nimiedades con nuestros hijos que al final, se nos olvida lo importante.

-Sed amables, sed valientes, honrados - leo despacio en voz alta otra vez - ¡Esto sí que habría que ponerlo en un papel en la nevera!

miércoles, 19 de septiembre de 2018

El poder de una maceta - Oda a la verdura en Madrid

Maribel Orgaz - Virginia Baudino
-¿Y qué arregla una maceta?

Me espetó un compañero en la rueda de prensa hace unos días cuando le dije que por fin, Madrid parecía que iba a llenarse de flores y vegetación.

Virginia es una enamorada de las plantas y sus macetas en casa -tengo que pedirle que pongamos una fotografía de ellas en este blog- están siempre relucientes y espléndidas. Las dos salimos habitualmente a pasear al campo, aunque Virginia también hace grandes recorridos por alta montaña.

-¿Qué arregla una maceta, Vir? - le pregunto a ella.

Y las dos comenzamos una de esas conversaciones sobre los árboles, los preciosos pueblos franceses adornados siempre con flores, la costumbre francesa de llevar siempre un ramo a una casa si te invitan a comer.

También le cuento mi entusiasmo con este proyecto del Ayuntamiento de Madrid que desde su actual alcadesa, Doña Manuela Carmena, tiene una atención especial a muchos pequeños detalles que hacen de mimadrid un lugar más amable y habitable.

-A veces, los grandes cambios comienzan por cosas muy pequeñas - le digo - hay nuevas fuentes en la calle, la Plaza Mayor tendrá de nuevo plantas y eligen proyectos como el de estos artistas, Mamaza y que consiste en prestar una planta y hacer un gran jardín. Cada planta está identificada y se devuelve a los propietarios si así lo desean.


A Virginia le encanta la idea y ambas especulamos sobre por qué en el interior de España hay esta indiferencia a las flores y las plantas. En Córdoba, por ejemplo, en el Sur o en Asturias no ocurre esto. A Madrid, además, como a toda gran ciudad, si le sobra algo es cemento y no verdura.

-Aunque parece que las cosas están cambiando. Por ejemplo, en el barrio de Malasaña hay dos iniciativas sobre embellecer los alcorques de los árboles con plantas y un concurso con los balcones más floridos.

-Pues ya tenemos otro paseo pendiente, los pies de árboles y las terrazas floridas.

martes, 11 de septiembre de 2018

Caminar, andar, vivir - Virginia flâneur

"Nuestros primeros maestros de filosofía son nuestros pies, nuestras manos,  nuestros ojos". Jean Jacques Rousseau
Virginia Baudino - virbaudino@hotmail.com  - Fotografía: Fundación Telefónica
Dime por qué caminas….
Somos una raza de caminantes. El camino de la evolución humana comenzó con los pies tres millones de años atrás, cuando nuestros antepasados, los australopitecus, se pusieron de pie. Desde ahí, la humanidad no ha dejado de avanzar.

¿Camino, entonces pienso o pienso y luego camino? El escritor y filósofo estadounidense Henry Thoreau escribió su libro Caminar en 1862. Virginia Woolf caminaba a diario, Rousseau se perdía en el bosque y Nietzsche en las montañas. Las protagonistas de las novelas de Jane Austen caminan: ‘Ni la nieve, ni la lluvia, ni el calor o la oscuridad de la noche consiguen que me quede en casa…’ Maribel y yo caminamos, juntas o cada una en su ciudad.

¿Por qué caminamos? Algunos dicen que para experimentar la libertad del mundo, otros, porque escapamos a la rutina de la vida cotidiana y sus problemas, algunos, porque necesitamos el contacto con la naturaleza. Para caminar no hace falta una técnica específica. Se puede hacer sólo o acompañado. Es una práctica pobre, humilde, cotidiana y nos permite entender la manera de vivir en el mundo. Cuando caminamos, no tenemos una historia, sólo somos un cuerpo andando, un pie delante del otro.

¿Por dónde caminas? Para Fréderic Gros, cada lugar en el que caminamos nos habla de lo que buscamos o de lo que carecemos; porque caminar es estar siempre disponible en el mundo para experimentar aquello que llamamos libertad.

Según Gros, en Caminar, una filosofía, dónde caminamos nos aporta mucha información filosófica. Veamos si me aclaro.

Rousseau, caminaba en el bosque y éste era su gabinete de escritura. Caminar en el bosque, a lo Rousseau, dice Gros, es como hacerlo en un laberinto. En él, depositamos la esperanza de regresar a los orígenes. Los japoneses tienen una tradición ancestral ligada a la caminata en el bosque y se llama shirin yoku. Su fin es el de que la persona pueda absorber la atmósfera del bosque.

Caminar en la montaña, a lo Nietzsche, se construye como un modelo de ascensión. Cuando caminamos en la montaña lo hacemos teniendo un objetivo en mente: llegar a la cima. Así, al esfuerzo de la subida le sigue una recompensa.


Thoreau nos propone otra alternativa, caminar hacia lo salvaje como una fuente de renovación. Walter Bejamin aboga por la caminata en la ciudad, concretamente en París. Pero Maribel ha caminado Madrid más que nadie que yo conozca. Están los que caminan en el desierto, como Théodore Monod, al que le asocia una experiencia cargada de espiritualidad.

También caminamos como un acto de protesta político. Marchar, es una manera de plasmar en un acto una resistencia pacífica. Caminar puede ser un acto revolucionario, dice Rebecca Solnit.
¿Qué pasa con las mujeres? ¿Por qué las mujeres no pueden caminar solas?, se pregunta Nancy Houston y ¿qué hace problemática la caminata femenina? 


Históricamente, los hombres han imaginado miles de formas de no dejar a las mujeres caminar libremente. En China se les mutilaban los pies. En occidente, el corsé, los vestidos y las faldas, así como los tacones, hacían - y hacen - difícil la posibilidad de la caminata. Durante años, las mujeres tenían prohibido caminar solas en las calles. Existen dos lugares donde las mujeres se visten para disimular su cuerpo: uno es el convento y el otro es la montaña. Si embargo, todas han -y hemos – reclamado el derecho a caminar sin ser una presa.

 ‘En el curso de mi vida me he encontrado sólo con una o dos personas que comprendiese el arte de Caminar, esto es, de andar a pie. Que tuvieran el don, por expresarlo así, de deambular: término de hermosa etimología que proviene de “persona ociosa que vagaba en la Edad Media por el campo y pedía limosna so pretexto de encaminarse à la Sainte Terre”. De ahí, saunterer, peregrino. Quienes en su peregrinar no se dirigen a Tierra Santa, como aparentan, serán en efecto meros holgazanes, simples vagos. (…) Yo prefiero esta etimología (…) porque cada caminata es una especie de cruzada.” , Thoreau.

Y tú, ¿qué caminante eres?

jueves, 6 de septiembre de 2018

Vivir en otro país y en otra lengua - Virginia en París

Virginia Baudino - Maribel Orgaz
Me mudé a París hace algunos años y eso fue no sólo un cambio de país y de lengua, fue mucho más profundo. Es algo que hablo muchas veces con Maribel:

-Cuando se vive en otra lengua, se vive en otro mundo. Es inevitable.

Me paso el día estudiando francés y mis amigos y mi familia me preguntan hasta cuándo lo seguiré haciendo. Les respondo que hasta que deje de ser analfabeta en esa lengua. Aunque parezca exagerado no lo es, me viene a la memoria esa frase del lingüista Ludwing Wittgenstein: la lengua es una forma de vida.

Hay veces que las cosas ocurren en el momento justo y a mí me ocurrió con un libro, La analfabeta de Agota Kristof.

-La gente a veces lo llama coincidencia cósmica -me dice Maribel sonriendo.

Lo que sé es que ese libro me llegó en el momento justo y en el lugar indicado.

Es un relato corto, brevísimo, autobiográfico, de Agota y a mí me dejó extasiada. No le sobra ni le falta ninguna palabra. Lectora desde muy pequeña, relata las penurias de su familia en la Hungría pre y post invasión soviética con la imposición de estudiar la lengua rusa en las escuelas y, posteriormente, su camino como extranjera refugiada en Suiza y su aprendizaje del francés.

-En las escuelas húngaras llamaban al ruso, idioma enemigo- le cuento a Maribel, impresionada.

Kirstof se hace las mismas preguntas que me hago yo, y que millones de emigrantes se hacen cuando tienen que vivir en otros países con lenguas distintas a la suya:

"¿Se puede escribir en otra lengua? Hablo el francés después de treinta años, y lo escribo desde hace veinte, pero no lo conozco completamente aún hoy. Lo hablo con errores y lo escribo con la ayuda de los diccionarios. Es por esta razón que llamo a la lengua francesa una lengua enemiga. Y existe otra razón por la cual la llamo así: este idioma está matando mi lengua materna".

El camino de apropiación de otro idioma, es doloroso, frustrante, triste. Dice Kristof que durante ese camino (el suyo además incluía escapar de la represión cruzando fronteras) se va perdiendo ‘definitivamente la pertenencia a un pueblo’.

Y ahí comienza el desierto, dirá ella, el desierto social y cultural. A éste le sigue el silencio, el vacío, la nostalgia de los días pasados con la impresión de ya no participar en la construcción de la historia de un país. Con la extranjería, el desierto se instala. Muchos de sus camaradas no lo conseguirán. Otros volverán, algunos seguirán otros caminos de refugiados y varios morirán.

¿Cómo sobrevivir a este proceso de adaptación? Según esta escritora, escribiendo y aprendiendo la lengua extranjera:
‘Sé que no escribiré en francés como los franceses, pero lo escribiré como mejor puedo. […] No elegí esta lengua. Ella me fue impuesta por la suerte, el azar y por las circunstancias. […] Estoy obligada a escribir en francés. Es un desafío. El desafío de una analfabeta.’

Y agrega la poeta Silvia Baron Superville: ‘Fui aprendiendo el francés pero la lengua siempre está fuera de mí. Y el español, en cambio, está en silencio dentro de mí. Olvidarlo sería perder mi vida.’

“Hay que escribir. Luego, hay que seguir escribiendo. Aunque no le interese a nadie. Aunque nunca le interese a nadie.” Agota Kristof


domingo, 2 de septiembre de 2018

Cuando viajar es una fiesta - Entre París y Madrid

Maribel Orgaz - Virginia Baudino
Hace unos días, en pleno mes de agosto, a Virginia le sorprendían los cientos de turistas que en los Alpes desembarcaban con autobuses para subir a la montaña, en una ruta que no era precisamente un paseo:

-La subida era por un sendero para llegar a un pico de más de 2.000 metros de altura.

En Madrid, le comentaba por mi parte, cada vez se nota más las campañas para intensificar el turismo.

Quizá haya gente que no quiera viajar, que prefiera evitar el avión o sólo viaje en coche a distancias cortas pero a la par, millones de personas se desplazan de un país a otro, de continente a continente para ver museos, recorrer los Alpes o, como dicen ahora las agencias, vivir experiencias. 

Las experiencias son una promesa de exclusividad, de diferencia... pero lo cierto es que viajamos a la vez que otros miles de personas a los mismos destinos ya sean Venecia, los Alpes o Dubai.

Virginia vive ahora en París y cuando la visito hay un parís de virginia que recorremos y ambas disfrutamos. Cuando Virginia viene a Madrid, yo le enseño un madrid de maribel. 

Quizá, incluso hoy en día, siga habiendo una forma de viajar, de conocer un lugar de manera única: la de nuestro momento vital

Cuando nuestros hijos eran pequeños había un madrid con niños lleno de parques con columpios maravillosos y museos vistos con ojos asombrados de infancia.. y de farmacias para comprar chupetes. Y ahora, cuando nos visitamos y nuestro hijos han crecido, ambas disfrutamos de un París de librerías, de casas museo de escritores, de pequeños jardines y de galerías de arte.

Este momento vital no lo comercializa una agencia, no incrementa su precio según la temporada, pertenece al instante, a la única y exclusiva circunstancia personal que atravesamos. Nos muestra un lugar desde perspectivas completamente diferentes.

-Tienes que leer París era una fiesta - me recomendó Virginia.

Un Hemingway joven, lleno de esperanza en su carrera literaria, enamorado de su esposa y con su hijito recién nacido recorre una ciudad bellísima que nunca olvidaría. Su particular y exclusiva experiencia de conocer París en un momento maravilloso de su vida.

-¿Cómo será el Madrid de jubiladas? - le pregunto a Virginia.

-Eso, ¿qué haremos con nuestro júbilo? - me responde entre carcajadas.

-Bailaremos el chotis en la verbena de la Paloma.

-¡Trato hecho!