Le propongo a Virginia continuar con las reflexiones de algunas escritoras sobre la crianza de los hijos. Y de inmediato recordamos un libro que leímos hace ya algunos años de una autora italiana.
-Las pequeñas virtudes de Natalia Ginzburg - me dice Vir sonriendo - El primer capítulo que habla del dinero y la vocación era precioso.
Yo también creo que es uno de los más maravillosos textos de amor sobre cómo cómo educar a un hijo, quizá porque es una mezcla de autobiografía, de experiencia real, y reflexión profunda.
-Pero es que no sé ni qué citar porque todo es interesante - le comento a Vir y las dos repasamos las primeras páginas.
-A mí me gustaba mucho cuando dice: "Estamos para consolar a nuestros hijos, si un fracaso les entristece. Estamos para bajarles los humos, si un éxito los ha envanecido. Estamos para reducir la escuela a sus humildes y estrechos límites; nada que pueda hipotecar el futuro, una simple oferta de instrumentos, entre los cuales es posible elegir uno del que quizá, el día de mañana, se valgan".
-Entonces voy a citar también mi párrafo preferido o uno de los que más me gustan, porque me gustan varios: "Lo que debemos realmente apreciar en la educación es que nuestros hijos no les falte nunca el amor a la vida..." Creo - le digo a Virginia - que hay que leer entero este librito. Las reflexiones sobre el dinero, sobre el fracaso.
-Quizá con estos párrafos sea suficiente y se animen a leerlo.
-Seguro que sí, es una pequeña joya.
No hay comentarios:
Publicar un comentario