jueves, 17 de enero de 2019

Remedios para la melancolía por Virginia Baudino, socióloga.


“Toda excesiva atención y repliegue sobre una misma 
produce enfermedad y heridas
que sólo se curan con la despreocupación
de lo propio. ¿Qué se hace con un día así?"
Virginia Baudino - virbaudino@hotmail.com
Parece que las llamadas enfermedades mentales están convirtiéndose en una epidemia. No soy yo la que lo dice. Basta hojear las publicaciones científicas o hablar con los amigos. La depresión, la ansiedad, la hiperactividad y otras más -ahora hay muchas – crecen a pasos agigantados.

Todavía aún se sigue pensando que estas enfermedades pertenecen al ámbito de lo privado. Sin embargo, y siguiendo esta idea de la poeta Chantal Maillard, de hacer filosofía en los días críticos, voy a tratar aquí de apropiarme de algunas ideas de ciertos escritores para hacer un poco de sociología en momento críticos.

Los autores que me interesan, y aunque difieran en sus análisis, argumentan como lo hace el filósofo Byung-Chul Han que toda época tiene sus enfermedades emblemáticas.

Si para este filósofo estas enfermedades, más específicamente la depresión, se caracterizan por ser una guerra contra uno mismo, lo que evidencian es la transición de una sociedad disciplinaria a una del rendimiento y del exceso de positividad. Así, la prohibición, el mandato y la ley, tan características de otras épocas, han sido reemplazadas por el ilimitado poder de los sujetos de hacer y emprender.

Es enfático cuando dice que ‘El sujeto de rendimiento es soberano y empresario de sí mismo libremente, y en eso se distingue del sujeto de obediencia.’

Si a ello le agregamos una sociedad capitalista fuertemente atomizada y competitiva, la mesa está servida.

Si para este filósofo estamos en los albores de la sociedad del cansancio, para el inglés Mark Fisher hay que ir aún más lejos, hay que discutir políticamente la salud mental.

Dice que hay que preguntarse ‘¿cómo - en la sociedad capitalista – se ha vuelto aceptable que tanta gente, y en especial tanta gente joven, esté enferma?’ Es por ello que ‘la plaga de estas enfermedades en el capitalismo sugiere que el capitalismo es un sistema disfuncional, y que el costo que se paga para que parezca funcionar bien es ese.

Ambos autores, Han y Fisher, acuerdan al argumentar que se ha instalado como algo de orden natural la idea de que cualquiera puede convertirse en un Bill Gates o en un Jeff Bezos. Y si tú o yo o los otros no lo conseguimos, ya sabemos a quién culparemos….no a Bill o a Jeff.

Porque, como dice Han para El País, ‘El neoliberalismo convierte al trabajador oprimido en empresario, en empleador de sí mismo. Hoy cada uno es un trabajador que se explota a sí mismo en su propia empresa. Cada uno es amo y esclavo en una persona. También la lucha de clases se convierte en una lucha interna consigo mismo: el que fracasa se culpa a sí mismo y se avergüenza. Uno se cuestiona a sí mismo, no a la sociedad.’[El País, 03/10/2014].

Por eso la urgencia de repensar el espacio de la salud mental - de los orígenes de la infelicidad, dice Fisher -, desde la política y la sociología. De seguir así, el panorama que se abre es desolador: una sociedad más atomizada, individuos cada vez más aislados y compañías farmacéuticas haciendo negocios millonarios.


Hace unos días vimos con Maribel el documental, Autonomía Obrera, de Oriol Murcia sobre la clase obrera española durante la década de los 70 y en él se habla ya de la salud mental.

En el minuto 1:08´ el entrevistado decía: ‘la vida privada es una vida privada de vida. Entonces buscamos tener una vida política. No de afiliarse a un partido político o sindicato, no. Una vida política significa desafiar al mundo porque no nos gusta, porque no nos sentimos bien en él.’


Los gurús de la autoayuda y del coaching florecen por todas partes. Parece ser que hay que controlar lo que se come y cómo; ayunar 48 horas si es posible, correr es la moda, el yoga se ha vuelto una disciplina internacional de furor y el bombardeo por Internet, radio y televisión sobre cómo tenemos que hacer para ser felices, porque no lo somos, es abrumador.

Nunca podré hacer todo eso, eso para ser verdaderamente feliz como nos dicen. Soy muy mala alumna. Y cuando algo se vuelve como una plaga comienzo a sospechar.

Hace tiempo que me repito esta frase del feminismo: lo personal es político. Quizás sirva, quizás no. Quizás aceptar que la soledad, la melancolía y la tristeza forman parte del ser humano sea uno más de los remedios.

No es obligatorio ser feliz. Como dice Zizek en el post que aquí colgó Maribel, para qué quieres ser feliz, mejor ¡ten proyectos! Y si no los hay, hagámoslo juntos.

Y por favor….¡desafiemos a este sistema! Para empezar, bailar nunca está de más, y leer…..
escribir.

¿para consentir?
¡escribir para rebelarse!
no hay lugar para plegarias
no hay lugar para el sosiego
el ajuste de las almas
se hace en rebeldía.

Chantal Maillard


No hay comentarios:

Publicar un comentario